martes, 21 de enero de 2014


EL MITO DE PARIS

En la mitología griega, Paris, fue un príncipe troyano, hijo del rey Príamo y su esposa Hécuba.



La reina de Troya tuvo un sueño durante su embarazo: soñó que daría a luz a una antorcha que incendiaría la ciudad. Ésaco, el hermanastro del príncipe que iba a nacer, tenía el don de interpretar los sueños, aconsejó a los padres que abandonaran al hijo cuando naciera.

Príamo, padre del niño y rey de Troya, ordenó a su criado Agelao que abandonara a aquella criatura en el Monte Ida. Al llegar allí, Agelao decidió compadecerse de aquel bebé, y criarlo como si fuera su hijo.

El niño fue llamado Paris, creció y se convirtió en un hombre apuesto y fuerte que dominaba el arte de la música.


EL JUICIO DE PARIS 
Jean-Baptiste Marie Pierre



En el Olimpo, Eris, la Discordia, prometió dar una manzana de oro a la diosa más 
hermosa. Ninguna deidad era capaz de decidirse entre Hera, Afrodita o Atenea, entonces Zeus decidió llamar a Paris para que fuera él quien decidiera.

Cada una de las diosas, le prometió una cosa a cambio de ser la elegida. Hera, le prometió ser soberano del mundo, Atenea, ser invencible en la guerra y Afrodita le prometió entregarle a Helena, la mujer más hermosa de todo el mundo.

El joven tomó la decisión de entregarle la manzana a Afrodita, ella se convirtió en su protectora, y las otras dos divinidades prometieron vengarse de él.



Príamo, todos los años celebraba unos juegos en honor a su hijo al que daba por fallecido. En una ocasión, los servidores del rey, ofrecieron como premio al toro favorito de Príamo. Paris era uno de los participantes, ganó y consiguió llevarse el toro. Sus hermanos estaban indignados,  no podían creer que les hubiera ganado un simple pastor, y se dispusieron a matarle, pero Casandra se lo impidió, gracias a sus poderes adivinatorios descubrió que aquel no era un simple pastor, era otro hijo de Príamo.



En la corte de Troya, Paris fue bien recibido y acogido, le ofrecieron embarcar hacia Grecia, y él aceptó. Llegó a Esparta, donde reinaban Menelao y su esposa Helena, la mujer más bella del mundo que Afrodita le había prometido. El príncipe no tardó mucho en enamorarla gracias a la ayuda de la diosa, y aprovechando que Menelao se encontraba en Creta celebrando el funeral de su abuelo, se fugaron los dos a  Troya. Unas versiones dicen que ella se marchó con él por su propia voluntad, otras, que fue raptada.

Durante  el trayecto, adquirieron numerosas riquezas, pero una tempestad creada por Hera, hizo que el barco fuera a parar a Sidón, una isla en la que los troyanos les saquearon. Al llegar a Troya, los habitantes no aceptaron a la mujer, les pareció una ofensa hacia el rey Melenao, y no querían que residiera en Troya.

La familia real tomó la decisión de que Helena se podía quedar allí junto a Paris.



Cuando el rey de Esparta descubrió todo lo que había pasado, organizó una flota para ir a conquistar Troya, así iniciando la guerra.

El príncipe retó a Melenao, quien ganara se quedaría con Helena.

Paris fue disparado con una flecha mortal lanzada por Filoctetes desde el arco de Heracles. Así, proclamándose ganador Melenao.





  El juicio de Paris, por Peter Paul Rubens, 1638-1639, Museo del Prado






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